Camarles, el balcón del Delta del Ebro

Camarles reflejado sobre los arrozales inundados de agua

Camarles fue un puerto de mar antes de la formación de la plataforma deltaica. Buena parte de los hechos más relevantes de su historia están relacionados con las torres y fortificaciones que se construyeron para proteger el entonces territorio de Tortosa los ataques de los piratas que llegaban a las costas del delta del Ebro.

De las fortificaciones de Camarles aún se puede admirar la torre, de planta circular y construida con piedra maciza, que ya se cita en documentos de 1150 cuando Ramón Berenguer IV cede la fortificación a Guillem de Sunyer.

La otra fortificación que aún se mantiene es la torre de la Granadella, de planta cuadrada y de la que se han encontrado referencias históricas del 1228. Cuenta con una capilla dedicada a San Marcos.

La torre de Camarles es un buen punto de partida para iniciar una visita a los espacios naturales del delta del Ebro, caracterizados por estar llenos de campos de arroz que se extienden más allá de donde puede abarcar la vista. Junto a la torre de Camarles se encuentra la Oficina de Turismo, donde el visitante puede conseguir información sobre un municipio considerado balcón del delta del Ebro.

Torre de la Granadella de Camarles

Los paisajes de los arrozales sorprenden por los contrastes de colores, secos e inhóspitos en invierno, vivos e inundados en primavera, de tonos verdosos en verano y de un intenso amarillo cuando están maduros y listos para ser cosechados en otoño. Este espectáculo de colores tiene sus orígenes con la construcción del canal de la izquierda del Ebro (1912), cuando se produjo la gran transformación deltaica, con el fomento del cultivo de arroz, una de las principales actividades económicas de Camarles, junto con la industria.

La Torra: Centro de Interpretación del Arroz

Este singular espacio expositivo ofrece, a partir de soportes textuales, iconográficos y una recopilación de fotografías y vídeos, una comprensión y una experiencia emocional que gira sobre el entorno del arroz, relacionando los diferentes aspectos que lo componen. En primer lugar los de carácter paisajístico con la fisonomía cambiante del Delta a lo largo de todo el año según la estación en la que nos encontramos. Después veremos la parte histórica que retoma los inicios del cultivo del arroz en el Delta en 1860, la generalización de su cultivo a principios del siglo XX y la mecanización posterior de los trabajos en los campos. Por último se hace palas el papel de motor económico que el cultivo del arroz ha tenido por estos.

La exposición hace especial incidencia en el tramo final del proceso de producción del arroz una vez cosechado en los campos. Dentro del molino se limpia y se condiciona por su envasado y su comercialización. El molino es el verdadero protagonista, manteniendo la esencia de su origen y priorizando el magnífico edificio y las instalaciones y subordinando a ellos los elementos museísticos adicionales. Se pueden ver antiguas máquinas todavía de madera y conocer todos los productos y subproductos que se obtienen a partir del arroz con cáscara. Se recuerdan trabajos ya desaparecidas como las de los “matxeros” o los “camàlics” (los hombres que cargaban los sacos de arroz).

Al recorrer los diferentes espacios temáticos, nos adentramos en la manera de vivir de la gente que ha hecho del Delta lo que es hoy. La visita al Centro puede tener dos vertientes, tanto divulgativa y técnica para el visitante lejano como emocional para la gente del territorio.