Los hornos de aceite de enebro y el pozo de hielo de Riba-roja de Ebro, declarados Bien Cultural de Interés Local (BCIL)

  Pozo de hielo en Riba-roja d'Ebre | Foto: Ayuntamiento de Riba-roja

Los once hornos de aceite de enebro y el pozo de hielo de Riba-roja de Ebro ya son Bien Cultural de Interés Local (BCIL). La propuesta fue aprobada este miércoles, por unanimidad, el pleno del Consejo Comarcal de la Ribera d'Ebre. De esta manera se da punto y final a la gestión iniciada por el Ayuntamiento ya que, al ser un municipio pequeño, ha requerido del trámite comarcal.

En este sentido, el alcalde, Antonio Suárez, resaltó durante el pleno que la declaración es una "muy buena noticia" tanto para el pueblo como para la comarca, y destacó "la magnífica labor etnológica hecha por un grupo de voluntarios del municipio, los Amigos de Riba-roja, que han descubierto toda una industria alrededor del aceite ". A la vez, apuntó que todo ello "pone en valor el patrimonio de piedra seca de Riba-roja", que puede convertirse en un "potencial atractivo turístico" para el pueblo y la comarca.

Valor añadido al patrimonio local

Las estructuras que se han declarado BCIL son doce construcciones de piedra seca ubicadas en diferentes lugares del término municipal. En concreto, se trata de un pozo de hielo situado en la partida de Delaguà, cerca de Santa Madrona, y once hornos de aceite de enebro ubicados por todo el término, dos de ellos en Berrús. Además, dos de estos hornos hacen siete metros de altura y son conocidos, por su tamaño, como catedrales.

Todos ellos fueron localizados e inventariados gracias a la labor de la entidad local Amigos de Riba-roja, con el apoyo del consistorio, con el objetivo de contribuir a su conservación y valorización como activo visitable. Así, como primer paso para el estudio de este vestigio de una actividad industrial de hace dos o tres siglos, recopilaron fotografías y también el testimonio de gente del pueblo que conocía de su existencia y uso.

Una vez conseguido el reconocimiento, desde la entidad se plantean profundizar en el estudio de estas construcciones, señalizarse y, incluso, organizar visitas guiadas, ya que algunas se encuentran en muy buen estado de conservación.

La indústria del aceite de enebro

Antiguamente, la vida aislada en las masías comportaba una forma de vivir casi autosuficiente. Se solía compartir servicios y productos con las masías más cercanas. Así hay todo, nacieron pequeñas industrias las que aprovechaban los recursos naturales allí existentes. Este es el caso del aceite de enebro.

El aceite de enebro se obtiene de la destilación en seco, mediante aplicación de calor, del enebro común, del enebro y de la sabina negra, a partir del calentamiento a altas temperaturas en hornos o espacios cerrados. El efecto calorífico constante e indirecto sobre la leña de enebro da lugar a la lenta destilación de la savia o brea, contenida sobre todo en las partes leñosas del arbusto.

El aceite de enebro, extraído en pequeños hornos artesanales, fue usado especialmente para enfermedades de la piel y como parasiticida. De uso tópico, mediante friegas, se utilizó para el dolor de muelas, reumatismo, dolores articulares, gota, escozores, eczemas y verrugas. Como cataplasma se empleó para el dolor de pecho, anginas y catarros. Como infusión o poción para trastornos digestivos, gusanos intestinales, como diurético y calmante nervioso.

En veterinaria se aplica como ungüento para enfermedades, heridas e infecciones de la piel de ovejas y conejos.

En cuanto al proceso de conservación, el aceite del envasaban en botes de piel. Cuando tenían suficiente material lo transportaban para venderlo en ferias de los valles del Pirineo.

Los hornos de aceite de enebro también tenían otros usos, así por ejemplo, de la misma manera, de la tea del pino extraía una especie de muérdago que se podía emplear para poner, como si fuera yeso, en las roturas de huesos.

  Amigos de Riba-roja, el grupo de voluntarios que ha hecho la investigación  | Foto: Ayuntamiento de Riba-roja

comparte