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Entre el 11 y el 15 de abril, más de 250 prescriptores de primer orden podrán probar los vinos terraltina pisando la tierra donde se cultivan
Etiquetas Gastronomía, Enología, Vinos, Terra Alta
Publicado el9/1/2018
La DO Terra Alta es, sin duda, el alma de la Garnacha Blanca y una de las zonas vitivinícolas con más proyección del momento. Tanto es así, que ha sido designada como sede del Concurso Mundial de Garnachas 2018, que tendrá lugar en el mes de abril. Se trata de un certamen que reúne a algunos de los profesionales internacionales más destacados que prueban más de 900 referencias mientras descubren toda la oferta enoturística de la zona, una gran oportunidad para la garnacha catalana en general y para la de la Terra Alta en particular. Una oportunidad que no quedará limitada a los profesionales del sector, ya que también habrá actividades dirigidas a público general y winelovers.
La cita será del 11 al 15 de abril, pero antes, desde el comité organizador de este importante evento para la comarca, para las Terres de l’Ebre y para Cataluña, se han preparado toda una serie de eventos y actividades para que todo el país se tenga la oportunidad de conocer la garnacha, y en especial, la garnacha de la Terra Alta.
La Terra Alta, tierra de vinos
La zona vinícola más meridional de Cataluña está situada entre el río Ebro y las tierras del Matarraña (Aragón). Zona fronteriza y milenaria donde ya los templarios cultivaban la viña hacia el siglo XIII.
Vientos del "Cerç" y garbinadas se pasean por las sierras calizas y los bosques de encina y pino blanco mientras airean campos teñidos de almendro, vid y olivo, que hacen que la comarca de la Terra Alta sea vista por muchos como la Toscana catalana.
Reconocida provisionalmente como Denominación de Origen desde 1972, Terra Alta es una de las siete denominaciones de origen históricas de Cataluña. Su situación geográfica, con un alto valor paisajístico, la ha llevado a ser reconocida por la UNESCO como Reserva de la Biosfera. Una zona privilegiada para obtener una uva sana, madura y con carácter, con una viticultura respetuosa con el medio ambiente y con la producción de una uva con identidad propia.
Un paisaje mediterráneo de interior con viñedos que llegan hasta los 500 metros sobre el nivel del mar. Esta mediterraneidad del terruño marca el carácter de los vinos, vinos finos y distinguidos por su fuerza y carácter: Un Terra Alta arraiga en tierras calizas, crece con el sol del Mediterráneo y se elabora con cuidado.
Pasión, humildad y esfuerzo en el trabajo son los rasgos que definen los productores de la DO Terra Alta. 1.400 viticultores que cultivan entorno 5.500 hectáreas de viñedo de variedades como la Macabeo, la Parellada o Sansón. Pero si hay una auténtica protagonista, ésta es sin duda la Garnacha.
Sea blanca, negra o peluda, la Garnacha es la variedad que mejor logra en estas tierras mediterráneas todo su esplendor en aromas, carácter, personalidad y matices.
Ya en el siglo XVII se encuentran testimonios que dejan constancia de una plantación del padre Onofre Català en Gandesa denominada Vernatxa. Ahora, en la Terra Alta se cultiva el 33% de la Garnacha mundial, un porcentaje que supone el 75% de la producción en España y el 90% de la Garnacha en Cataluña.
Así pues, no es extraño que la Tierra Alta sea una de las pocas regiones de la vitivinicultura mundial donde es posible encontrar una extensa gama de vinos varietales de esta vinífera que les ha hecho merecedores de un distintivo de garantía específico: Terra Alta Garnatxa blanca.
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